Hay veces que tengo tantas cosas que decir que la lengua se me hace un nudo y soy incapaz de articular sonido, es entonces cuando me dejo llevar y escribo :)
lunes, 20 de enero de 2014
domingo, 5 de enero de 2014
6 de enero de madrugada
Me gusta la noche, tranquila, en casa. Si no fuera porque
mañana tengo que despertar creo que jamás me acostaría. Fuera de esta
habitación la luz parece extinta, no trata de penetrar en mi salón. Las
persianas bajadas solo me separan de la oscuridad y como todas duermen no hay
energía en el interior de las bombillas del pasillo. Por eso me siento aislada.
Como si solo existiera esto: unos cuantos muebles de madera, plantas, muchas
plantas, un cuadernillo de sudokus abierto, juegos de mesa, el cojín de mi
perra (pero no el animal), un tendedero, dos sillones, unas cuantas mantas,
pelis, fotos, discos, TV, cascos, móvil, ordenador y yo. Y estoy tranquila.
Desde que era una bebota (=bebé grandota) siempre he
intentado resistirme al sueño. Dice mi madre que ponía una cara de tremendo esfuerzo cuando intentaba que estos dos párpados no se cerraran definitivamente
(los muy cabrones pesan más cada minuto) .
Han pasado casi 17 años y aquí estoy hoy, otra de esas
noches, otra de esas “yo”. Tras ver dos pelis y un cuarto, en el orden:
peli-cuarto-peli; sigo sin querer dormir. La cosa es que yo tardo mucho en
despertarme y me gusta pensar que es en estos momentos, a altas horas de la
noche, cuando mi mente ha conseguido por fin deshacerse del aletargamiento que
queda en mi tras despertar, por la mañana, yo no duermo siesta. Y esta noche ha
surgido en mi otra teoría: los Reyes Magos no son los padres, en realidad
existen. Yo los escuché de pequeña una noche y mi madre estaba durmiendo justo a
mi lado, JÁ! Pero vivimos en una sociedad en la que la ilusión es una amenaza
para los “importantes”, nos da poder y fuerza así que nos han enseñado a no creer.
Lo más probable es que no haya tres hombrecillos en camello que lleguen a mi
casa, se tomen unas galleticas y a cambio de ser buena me den regalos, pero, y
lo bonito que suena? Acaso no nos hacía un poco más felices despertar ansiosos
la mañana siguiente? En mi caso lo importante no solo eran los regalos, sino la
historia que en mi cabeza giraba alrededor de ellos, la magia.
Según mi opinión siempre es buena una chispita de magia en
nuestras vidas, que nos haga querer ser mejores y cree en nuestro interior un
permanente indicio de esperanza.
Por eso, para dejar que esta madrugada de un lunes 6 de enero la magia realice
su jugada diré…
…buenas noches trasnochadores
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