jueves, 13 de diciembre de 2012

Soñar a base de alcohol, alcohol como dosis de sueño.

Hoy quiero alcohol en boca, nariz, vena, organos, huesos... así hasta llorar lágrimas borrachas.

El sueño está venciéndome, no queda nada, lo noto. Pero no quiero quedarme dormida. No si es por volver a vivir ese sueño, no si es por despertarme en medio de la noche con los ojos como platos. Hoy quiero alcohol de ese que te permite dejar de sentir conscientemente y descansar tranquila. Puedo permitirme otro pedo más que me introduzca en ese estado de felicidad abstracta, de realidad inconcisa. Porque ciertamente la bebida en mi solo provoca espacios vacíos de pensamiento de modo que cuando llega un atisbo de idea me lanza a por ella impulsivamente cual coyote tras su correcaminos. Para algunos el sueño es la mejor dosis que te puedas chutar, el problema es cuando deja de hacer efecto, sin importar la cantidad o profundidad de este. Así que botella, hazme una visitilla y déjame inconsciente, pasemos un buen rato yo y tu desquiciante sabor a colonia, luego vete y permíteme disfrutar de mi universo paralelo.

Estaría bien...
...pero no esta noche